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Confección de silajes de MAIZ – BREVES PAUTAS




El momento óptimo para el picado de maíz lo índica por supuesto el estado del cultivo. Esta afirmación que suena a demasiado sencilla es sin embargo contundente teniendo en cuanta que no todos los años las circunstancias son las mismas, por lo que no hay una fecha u orden establecido, sino el resultado de la conjunción suelo, tecnología de cultivo y efecto año climático para la zona en particular. Cuando se pica una semana antes se puede encontrar la perdida de nutrientes por vía líquida en la base de los silos o en los laterales de las bolsas cuando las mismas se han pinchado. Esa pérdida es dinero, y dinero en cantidades importantes. Cuando el maíz se realiza tarde, es imposible lograr uniformidad de picado, un correcto pisado o una bolsa bien llena y compacta, el aire no se extrae y la fermentación es inadecuada. Se discute mucho también sobre la altura de corte en maíz, intentando meter la mayor cantidad de material en la masa del silo, y luego se pierde mucho material en el silo mismo por putrefacción, no tapado, no sellado y movimiento excesivo en el momento de la extracción, que permite la entrada de aire y la oxidación de la materia seca.


En situaciones de relación clima-cultivo como se ha dado específicamente para el maíz en este año, a pesar de las lluvias que se han registrado a partir de la primera semana de enero en algunas zonas, y más tardíamente en otras, en la región de alta producción tenemos que admitir una pérdida real de rendimiento no reversible por el comportamiento fisiológico del cultivo. En esta situación hay que salir a “caminar“los lotes y revisar como avanza la formación y el llenado de granos. Como reglas básicas, observar cuantas plantas lograron realizar espigas y además cuantas espigas han sido fecundadas y que proporción de granos por hilera presentan. Contabilizar plantas con las espigas que presenten barba negra (fecundadas) y diferenciarlas de aquellas que presentan barba blanca donde no hay efectivamente granos en llenado, dará una idea del rendimiento del cultivo y del momento óptimo de corte. Cuando el cultivo no ha cuajado en granos, ya no nos manejamos esperando la madurez de este (entre ¼ Y ½ de endosperma líquido o “línea de leche”) sino que verificamos el estado de las plantas y buscamos que la proporción seca de la misma no supere el tercio del total, para lograr al menos un silo con fibra de calidad. Materiales más secos no logran realizarse con un buen tamaño de picado ni tampoco compactarse en la masa del silo. Cuando no hay granos formados en un cultivo de maíz, esperar es perder.


Para el contratista es vital el trabajo de la picadora, para el desempeño óptimo de la actividad la misma no debe parar nunca mientras se cosecha. El correcto dimensionamiento de un equipo de picado es tener la capacidad de traslado suficiente y de embolsado o pisado que garanticen que la máquina no pare. Sin embargo, el que contrata la labor, debe estar más atento al trabajo de desparramado del material y pisado, o embolsado si fuera el caso, ya que de estas variables depende la calidad del silo.

El tamaño de picado está relacionado con el objetivo de la producción a la que se destina el silo, para el caso de tambos se puede ir a un menor tamaño de partícula, de la que surgirá por consiguiente un mayor porcentaje de granos quebrados. Para el engorde intensivo, el objetivo buscado es obtener un tamaño de 20-25 mm para lograr un correcto efecto de rumia. Este tamaño de granos requiere la utilización de los aditamentos para quebrar grano en las picadoras, muy resistidos por los contratistas por una importante disminución de la capacidad operativa de la picadora, un mayor consumo de combustible y por ende de potencia y la resistencia de los productores de pagar tarifa diferencial. En este aspecto resulta fundamental el entendimiento contratista-cliente para lograr un acuerdo de conveniencia para ambas partes.

Se difunde con gran intensidad la posibilidad de inocular los silos con bacterias lácticas (aumentando la proporción respectos de la población preexistentes) y enzimas. Está comprobado el efecto positivo que esta práctica genera para todos los cultivos destinados a silajes, acelerando las etapas hasta su estabilización y produciendo una recuperación mayor de materia seca digestible, sin embargo, si esta tarea no es auditada desde la aplicación, considerando el volumen de caldo aplicado por tonelada de materia verde, la estabilidad de la aplicación, y si no está asociada a las buenas normas de confección que se mencionan precedentemente en búsqueda de un material de calidad, la inoculación claramente no obrará milagros en el resultado. Además de los mantos y las cubiertas, se dispone en el mercado también de antifúngicos para hacer más eficiente el sellado y disminuir la capa putrefacta que todo silo presenta.

El análisis permanente de las muestras de silo en laboratorio ayuda a establecer las perdidas no visibles (contenidos de nutrientes específicos) y dejan enseñanzas para futuras confecciones, esta práctica es importante para valorar lo que realmente no sé tiene y se pagó en valor de tierra, siembra, logro del cultivo y confección de la reserva.




Martín J. Christiani

Ingeniero Agrónomo

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